Por Luis Brunati (especial para ARGENPRESS.info)
Lejos de analizar errores propios, la actitud frente a la derrota fue redoblar la apuesta, continuar tensando y acusar de desleal a Cobos, oportunamente elegido como candidato a vice para esKriturar a su nombre un trozo de radicalismo.
En una secuencia que no parece tener límites, la particular forma de actuar de Néstor en las sombras, Cristina continuó con varias sobreactuaciones presumiblemente diseñadas para escorar el barco a babor (izquierda). Así sucesivamente fue el turno a la “nacionalización” de Aerolíneas, el adelantamiento de las elecciones, la “nacionalización” del fútbol, la ley de medios, el subsidio universal por hijo y la “nacionalización” de las AFJP, el fondo del Bicentenario y la reforma política. Medidas útiles a los objetivos y necesidades de la derecha unas y orientadas en sentido contrario otras. Es decir útiles a izquierda y derecha, pero inocuas a los fines k, porque escondían negociados, especulaciones espurias, ausencia absoluta de grandeza y oportunismo extremo y todo eso se percibe. No hay que olvidar que la palabra es entre el 25 y 30% de la comunicación, en tanto que el 70% restante queda día a día más al descubierto con cada representación de Cristina y cada maniobra de Néstor.
Génesis y devenir del peronismo
El peronismo nace de manera muy distinta en Capital Federal, provincia de Buenos Aires, las provincias con cierto grado de industrialización y el resto de las provincias. Mientras en las primeras, la clase trabajadora, el radicalismo yrigoyenista, sectores socialistas y anarquistas, el nacionalismo popular, los sectores de ese nacionalismo en las fuerzas armadas y las figuras de Perón y Evita las que representan nítidamente al nuevo movimiento, en las provincias no industrializadas son los viejos conservadores los que se apropian de las banderas del nuevo movimiento. En esa mecánica no fuimos diferentes a casi ninguna experiencia social, política, militar o religiosa del mundo. Pero orden a las limitaciones de espacio de un artículo de coyuntura, no voy a ingresar en los varios ejemplos que se me ocurren para ejemplificar esta última afirmación.
Lo concreto es que iniciada la crisis del petróleo, a principios de los 70, inscripción de gran parte de Montoneros en una confrontación con Perón y posteriormente la muerte del viejo líder, a mi juicio último gran estadista argentino, sumado la desindustrialización relacionada con los lineamientos de “Proceso Militar”, la declinación en la demanda de mano de obra generada por las nuevas tecnologías y la consecuente declinación del poder del Movimiento Obrero, el peronismo organizado queda estructuralmente en manos de los caudillos conservadores. Así se entiende la presidencia de Saadí y la importancia que adquieren ese tipo de caudillos expresados en la llamada ortodoxia en combinación con los dirigentes más venales de la CGT.
Así se comprende también el valor de Carlos Menem para esos sectores y el papel que este va a cumplir, primero con asesoramiento de Bunge y Born y luego en asociación con Domingo Caballo y el movimiento obrero desorientado y disciplinado.
Para no hacer muy larga la explicación, abrevio diciendo que en ese marco y en lo que yo denominaría el conservadorismo tardío del sur argentino, se debe ubicar a los K para comprender su forma de pensar la política y operar. Son una mezcla de infantilismo revolucionario, apropiación oportunista de las secuelas más trágicas del “proceso” utilizadas con desparpajo y las vivezas del conservadorismo, la compleja amalgama que puede explicar su adscripción irrestricta al menemismo, sus actividades en el hoy autodenominado exilio interno y su coincidencia con los planteos que de una forma mucho más acabada, completa y presentable exhibió Adolfo Rodríguez Saa en su corto período de gobierno. Basta recordar su discurso a la asamblea legislativa como presidente o recordar su valoración de los derechos humanos, para encontrar los antecedentes de la puesta en escena kirchnerista.
Confundir kirchnerismo con peronismo, es tan absurdo como confundir menemismo con peronismo. Perón no dejó al PJ como su heredero.
Con demasiada vocación de helicóptero
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