Historia del saqueo petrolero
en Comodoro Rivadavia
Por Felíx Herrero - Instituto de Proyectos de Proyecto Sur
103 años del descubrimiento de Comodoro Rivadavia o cómo se puede caer en las profundidades de un pozo petrolero.
Petróleo en Comodoro Rivadavia
Mientras algunos gobernadores asociados a los intereses de las multinacionales del petróleo, celebraron el 13 de diciembre dando nuevas concesiones, es muy conveniente recordar la épica petrolera argentina.
Nuestra querida Argentina fue promisoria en los inicios de su historia petrolera. Historia que se mantiene oculta, como los grandes procesos epopéyicos de la patria.
En diciembre de 1907, en la provincia de Chubut, en el departamento de Escalante,
Argentina pasa a ser el noveno o décimo país con petróleo propio.
Ya entonces se tejieron dos novelas: el hallazgo petrolero fue por casualidad. El tiempo y la prueba de las numerosas búsquedas del mineral líquido que se venían realizando en grandes extensiones del país la rechazaron la versión. El otro cuento decía que petróleo de Comodoro no era de la calidad necesaria para utilizarlo como combustibles para las locomotoras ni aún como materia prima de refinería. La novela cayó porque hubo alguien, Jorge Newbery, que hizo hacer las pruebas de laboratorio y lo utilizó en los trenes, tanto ingleses como del Estado, con resultados por demás positivos.
El propio Newbery es un personaje sometido al ocultamiento. Fue director del servicio de gas y electricidad de la ciudad de Buenos Aires y siendo conservador propició la estatización del petróleo recién descubierto. Aviador como Enrique Mosconi, fue él quien lo convenció de que el petróleo argentino debía ser de dominio público y de carácter federal (nacional).
Antes de 1989 Después de 1989
Dominio petrolero Público y nacional Privado y provincial
Renta Estatal Privada
Gestión YPF y GdE nacionales y públicas Empresas extranjeras públicas o privadas
Autosuficiencia Lograda en 1982 Perdida en 2000
Inversión Inversiones de riesgo Ausencia de inversiones
Exportación Solo se satisfacía el consumo interno Sin límites ni condiciones provocando la pérdida de autoabastecimiento
Contratos y Concesiones Sólo contratos de locación de obras y de servicios Otorga concesiones antiguas, dando todos los derechos al concesionario y dejando escuálido al concedente
Argentina, con esos héroes civiles que fueron los generales Mosconi y Baldrich dio una fortísima lucha en toda América Latina para que los países que se iban incorporando al club de poseedores de subsuelos con gas y petróleo tuvieran empresas públicas y que el petróleo fuera nacional (no provincial o municipal, como querían las petroleras anglonorteamericanas).
Hoy hay en Neuquén, aunque parezca otra mitificación de la realidad, un pozo cuyo dueño es un municipio que lo gestiona la empresa estatal Petrobrás.
Argentina llevaba a cabo en su territorio dos luchas: una primera contra las empresas Standard Oil y Shell, para que YPF fuera la empresa con monopolio legal para la extracción del crudo, lo que llevaba a la nacionalización del petróleo.
La Cámara de Diputados en 1927 pudo dar media sanción a la ley que establecía la federalización (nacionalización) del petróleo por 88 votos a favor contra sólo 17 y el monopolio de YPF de la gestión por 65 votos contra 55. El senado conservador jamás trataría la aprobación de los diputados. Hacen caer a Irigoyen el 6 de setiembre de 1930 por la acción de los grupos cívico-militares que apoyaban a las empresas anglonorteamericanas cuando estaba a punto de ganar la mayoría en el Senado para que se aprobara la media sanción nacionalizadora (petróleo nacional y gestión estatal) que ya había dado la Cámara de Diputados.
La Argentina, como otros muchos países del mundo en ese entonces, luchaba para que el petróleo fuera público, de toda la Nación, o de la empresa petrolera nacional que era Y.P.F. Esto se logró con la Constitucional nacional de 1949, que en su artículo 40, como en el artículo 27 de la anterior Constitución mexicana, estatizaba nacionalmente al petróleo. La respuesta fue la caída, también en septiembre, de este otro gobierno.
La Argentina buscó desde el principio por obtener la autosuficiencia de su abastecimiento petrolero y gasífero. Para asegurar la satisfacción de la demanda de gas construyó el mayor gasoducto del mundo en su tipo, que llevaba el gas de Comodoro Rivadavia a Buenos Aires y otras poblaciones. En segundo lugar, y en base a sus sacrificios económicos, logró la autosuficiencia en el tercer trimestre de 1982, para algunos testigos fue en el mes de junio de ese año. Este triunfo fue el resultado de una historia de 75 años de YPF, sin olvidar que desde su nacimiento fue la primera empresa estatal del mundo (ya en 1907 opera como dirección nacional en lo jurídico pero como empresa económica: extrae, transporta, convierte, vende, invierte, no endeuda al Estado nacional, compite beneficionsamente con las multinacionales Esso (WICO) y Shell (Diadema, etc.). Luego, en 1916 la imitaría Gran Bretaña cuando convierte a la anglo petrolera persa (iraní) en la British Petroleum, que posteriormente privatizaría la primer ministro M. Thatcher.
YPF también fue privatizada cuando la ola liberal de los noventa provocó privatizaciones salvajes en el mundo, siendo paradigmas de esta pesadilla las privatizaciones petroleras y gasíferas de Argentina, Bolivia y Rusia, y en menor medida en algunos países obligados a seguir el pensamiento único de Washington.
Así, nuestro país perdió el dominio nacional del petróleo y su renta a fines de 1991; y en 1992 se quedó sin la empresa que hacía la gestión petrolera del país. Fue el comienzo de la era del aumento loco de la extracción de petróleo y gas, sin inversiones ni nuevos descubrimientos, de la subsecuente caída de las reservas, y de la posterior caída de la propia extracción, que estamos viviendo.
Por nuestras propias leyes internas, sin un ejército extranjero de ocupación, perdimos el dominio petrolero, la renta de este bien estratégico, la gestión empresaria y algo tan precioso en el mundo de ayer y de hoy como es la autosuficiencia petrolera. Todo esto se perfeccionó con la Constitución de 1994, que al contrario de la de 1949, provincializó el dominio del petróleo (es un camino tan abusivo que un municipio de Neuquén ha otorgado una concesión a una empresa brasileña).
Se dice con mucha razón que muchos de los golpes de Estado y de las guerras del presente y del pasado tienen origen petrolero, como en el futuro la lucha será (ya comenzó a ser) por el dominio del agua dulce y potable. Nuestro país sufrió golpes de Estado con olor a petróleo, pero además vivió las guerras petroleras sudamericanas, que fueron dos: la gran Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay en los años 1930, y la guerra entre Perú y Ecuador en la década siguiente.
En la primera (por detrás de Bolivia y Paraguay) triunfó Gran Bretaña contra Estados Unidos, perdiendo por lo tanto la Standard Oil, representada por Spruille Braden. Argentina, con su canciller, luego premio Nobel de la Paz, Saavedra Lamas, apoyó al Reino Unido en la guerra de los años treinta. Luego, en la década siguiente, la Standard Oil apoyó a Perú para eliminar las concesiones ecuatorianas a la Shell. En este caso, a nuestro país no le hicieron jugar un papel protagónico a favor de las petroleras extranjeras (decía Mosconi que ambos países te ahorcaban: los ingleses con un lazo de seda y los americanos con un cordel de cáñamo).
En resumen, luego de haber obtenido en los ochenta el autoabastecimiento y la soberanía hidrocarburífera del país, ahora nos encontramos débiles y sufriendo el saqueo petrolero.
Pueden verse en el cuadro que se acompaña algunos resultados de la errada política petrolera que se mantiene desde 1991, apoyada en decretos desregulatorios que no se derogan, en leyes privatizadoras del petróleo, el gas, y las empresas estatales de esos sectores, y la constitución de 1994 que intercambió con las provincias el derecho a la reelección presidencial a costa de otorgar la provincialización del dominio del subsuelo, con lo que fraccionó el subsuelo argentino en diez fragmentes. La separación, la división territorial, es otra arma que los poderes petroleros internacionales utilizan con mucha asiduidad en los países que tienen recursos naturales importantes.
Por eso, muchos analistas y políticos populares aún denominan al petróleo como el “excremento del diablo”, definición que utilizó Juan Pablo Pérez Alfonzo en 1969, el primer venezolano que integró la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en la década de los sesenta.
Nosotros no reflejamos los años noventa para caernos en un pozo de desesperación e inmovilismo. Todo lo contrario. Si se pudo, se puede. Y si se quiere realmente se logra: soberanía, dominio y renta de nuestros recursos naturales.?
viernes, 17 de diciembre de 2010
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