Los obispos patagónicos emitieron un documento en el marco de la celebración de Pascuas, manifestando su preocupación por la situación del medio ambiente, los problemas de acceso a la tierra y vivienda y las controversias sobre el desarrollo de la megaminería.
Viernes 6 de Abril de 2012 |
En su mensaje, los máximos referentes de la Iglesia católica en la Región Patagonia-Comahue bendijeron “a todos los que habitan en esta bendita tierra de la Patagonia”, tras lo cual recordaron que “Jesús es el Hijo de Dios, la Palabra hecha carne, verdadero Dios y verdadero hombre, prueba del Amor de Dios a los hombres. Su vida es una entrega radical de sí mismo a favor de todas las personas, consumada definitivamente en su muerte y en su Resurrección”.
En su reflexión también indican los miembros del clero con sede en la Patagonia que desde la resurrección “podemos comprender la necesidad de diálogo en nuestra sociedad”, trasladando su pensamiento a la situación regional al decir que “en los distintos niveles de la sociedad argentina y de nuestras provincias patagónicas observamos una preocupante actitud de falta de diálogo. Se advierte en lo familiar, en lo eclesial, en lo laboral, en lo educativo, en lo deportivo, en lo político. Esto nos lleva a lamentables desencuentros, enfrentamientos y divisiones. Por eso debemos preguntarnos sinceramente si hemos comprendido la importancia del diálogo y si queremos dialogar”.
RECONOCER AL OTRO
Asimismo, sostienen que para dialogar “hace falta reconocer al otro, su dignidad, su valor y su aporte original. Nadie es dueño absoluto de la verdad y para construir una vida más digna para todos necesitamos el consenso, la confianza, la corresponsabilidad y la unión”.
En este contexto entienden que “la falta de diálogo dificulta o impide el compromiso de trabajar juntos por el bien común y, a la vez, produce rupturas que defraudan la esperanza del futuro que aguarda a la sociedad”.
Más adelante, indican que “la alegría de la Resurrección nos impulsa a ser constructores de diálogo y fraternidad”, acotando que esta nueva celebración de la Pascua de Resurrección “nos invita a seguir los pasos misioneros de María Magdalena dando testimonio de nuestra Fe en Jesús”.
Para los obispos, “los cristianos, testigos de la Resurrección, queremos ser constructores de diálogo, como encuentro fecundo que promueva el bien común en la comunidad eclesial en sus diversas expresiones; las familias y los hogares, las comunidades barriales y rurales que trabajan en la base social; las instituciones que dan vida a la sociedad, los partidos políticos y las organizaciones sociales; la realidad nacional y toda la familia humana”.
El documento lleva las firmas de Virginio D. Bressanelli, obispo de Neuquén; Marcelo A. Cuenca, obispo de Alto Valle del Río Negro; Miguel Angel D’Annibale, obispo auxiliar de Río Gallegos; Joaquín Gimeno Lahoz, obispo de Comodoro Rivadavia; Esteban M. Laxague, a cargo del Obispado de Viedma; Fernando C. Maletti, obispo de San Carlos de Bariloche; Juan Carlos Romanín, obispo de Río Gallegos; José Slaby, del Obispado de la Prelatura de Esquel; Miguel E. Hesayne, obispo emérito de Viedma; Marcelo A. Melani, obispo emérito de Neuquén; Néstor H. Navarro y José Pedro Pozzi, obispos eméritos de Alto Valle de Río Negro.
En su reflexión también indican los miembros del clero con sede en la Patagonia que desde la resurrección “podemos comprender la necesidad de diálogo en nuestra sociedad”, trasladando su pensamiento a la situación regional al decir que “en los distintos niveles de la sociedad argentina y de nuestras provincias patagónicas observamos una preocupante actitud de falta de diálogo. Se advierte en lo familiar, en lo eclesial, en lo laboral, en lo educativo, en lo deportivo, en lo político. Esto nos lleva a lamentables desencuentros, enfrentamientos y divisiones. Por eso debemos preguntarnos sinceramente si hemos comprendido la importancia del diálogo y si queremos dialogar”.
RECONOCER AL OTRO
Asimismo, sostienen que para dialogar “hace falta reconocer al otro, su dignidad, su valor y su aporte original. Nadie es dueño absoluto de la verdad y para construir una vida más digna para todos necesitamos el consenso, la confianza, la corresponsabilidad y la unión”.
En este contexto entienden que “la falta de diálogo dificulta o impide el compromiso de trabajar juntos por el bien común y, a la vez, produce rupturas que defraudan la esperanza del futuro que aguarda a la sociedad”.
Más adelante, indican que “la alegría de la Resurrección nos impulsa a ser constructores de diálogo y fraternidad”, acotando que esta nueva celebración de la Pascua de Resurrección “nos invita a seguir los pasos misioneros de María Magdalena dando testimonio de nuestra Fe en Jesús”.
Para los obispos, “los cristianos, testigos de la Resurrección, queremos ser constructores de diálogo, como encuentro fecundo que promueva el bien común en la comunidad eclesial en sus diversas expresiones; las familias y los hogares, las comunidades barriales y rurales que trabajan en la base social; las instituciones que dan vida a la sociedad, los partidos políticos y las organizaciones sociales; la realidad nacional y toda la familia humana”.
El documento lleva las firmas de Virginio D. Bressanelli, obispo de Neuquén; Marcelo A. Cuenca, obispo de Alto Valle del Río Negro; Miguel Angel D’Annibale, obispo auxiliar de Río Gallegos; Joaquín Gimeno Lahoz, obispo de Comodoro Rivadavia; Esteban M. Laxague, a cargo del Obispado de Viedma; Fernando C. Maletti, obispo de San Carlos de Bariloche; Juan Carlos Romanín, obispo de Río Gallegos; José Slaby, del Obispado de la Prelatura de Esquel; Miguel E. Hesayne, obispo emérito de Viedma; Marcelo A. Melani, obispo emérito de Neuquén; Néstor H. Navarro y José Pedro Pozzi, obispos eméritos de Alto Valle de Río Negro.
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