A Galasso y a otros compañeros de Paco Urondo y Centro Discepolo
Por Alejandro Jasinski
Algunos dirán que se trata de tinta que corre y no pinta, pero yo lo creo un debate necesario. Como siempre, pienso en la unidad del campo popular y nacional y la izquierda y creo que estos debates ayudan. Por cierto que no, si creemos que son "agravios" o si nos calificamos de "traidores" o "quebrados". Quiero responderle al compañero Norberto Galasso y a los compañeros de Paco Urondo y el Centro Discépolo, alguno de los cuales conozco personalmente y estimo, para aclarar algunos ejes del contrapunto.
En primer lugar, desde ya, es una pena que hayan transformado el debate sobre la deuda externa y, en el fondo, sobre la especificidad histórica del kirchnerismo, en un debate sobre la figura del compañero Galasso. No fue esa mi intención, ni ofender a quien considero -copio la definición de los compañeros de la Paco Urondo- uno de los historiadores e intelectuales más importante, probo y esforzado del campo nacional y popular, verdadero maestro de varias generaciones de argentinos. ¿Debió considerar Mario Mazzitelli que Galasso lo agraviaba cuando en un debate sostenido hace poco lo llamó "un militante honesto"? Creo que no. Le pido disculpas si lo ha tomado así, y paso al tema en virtud del cual critiqué al compañero ("con motivo de su posición actual respecto a la deuda externa"). Es una postura personal, pero no creo que se trate de tener o no autoridad para criticar, sino del criterio y contenido de la crítica.
El tema de debate -la legitimidad de la deuda externa- nos remite a la posición de Proyecto Sur frente al kirchnerismo y a un debate sobre coyuntura política que debemos darnos con sinceridad, acerca del desarrollo argentino y las características de este desarrollo que, obviamente, nos lleva al debate sobre el imperialismo, la avanzada neoliberal de las últimas décadas y la crisis actual. Y esto hace que nos centremos en un actor fundamental de este esquema del capitalismo actual: las multinacionales y el rol del financismo global. Y frente a ello, una pregunta fundamental: ¿son las multinacionales y la banca internacional progresistas? Lo sean o no: ¿pueden ser usadas -hegemonizadas- para desarrollar un proyecto nacional? En virtud de estas preguntas, encuentro que diferimos, entonces, en la táctica general.
Por lo tanto, no se trata de poses ultristas del "todo o nada" ni de "filisteísmo", ni tampoco de ataques al "populismo" y sí -ante el dilema actual-, de proponernos abrir una brecha política y -fundamental- formar (nos) a una generación de nuevos militantes pos-2001en el camino emancipador que no nos encuentre tutelados ni por el más rancio conservadurismo neoliberal, el imperialismo ni sus multinacionales del saqueo. Aquí, nuestro esfuerzo. Es un precepto claro, que "quien se acuesta con el enemigo no alumbra revoluciones sino monstruos". El tema es que el monstruo preexiste a nuestros deseos más profundos y no está precisamente en nuestra cama. Siendo un poco más precisos, coincidimos seguramente en que se trata de una lucha interburguesa. Aquí, las fuerzas de la reacción y del conservadorismo más rancio se encuentran detrás de las principales expresiones políticas del país: por doquier encontrarán latifundistas sojeros, multinacionales del cereal, mineras y petroleras, y todos los que chillan públicamente, pero entre pasillos abren su bolsa en caja, para penuria popular: así se desperdiciaron las grandes oportunidades durante los primeros años del kirchnerismo, los del consenso y la transversalidad.
Y entonces, estamos ante la disyuntiva: ¿cuál es la contradicción principal que atraviesa nuestra sociedad en este tiempo histórico determinado? La pregunta va más allá: ¿a qué nos obliga como nación y como pueblo esta contradicción: acaso a aceptar el saqueo de nuestros recursos, la pobreza que no ha disminuido más que en ínfimos índices -sin saber a ciencia cierta cuál es-, la concentración y extranjerización del territorio y la sojización total que se produjo en estos años? La lista es larguísima, y no quita mérito a los muy importantes avances que también se han dado y que hemos apoyado.
Lamentablemente, son las dificultades derivadas de la caracterización topográfica de izquierdas-derechas, que nos obligan a olvidar los principios que, lejos de ser un "resabio burgués", son fundamentales para la construcción de un horizonte distinto. No es cuestión de abundar en caracterizaciones obvias de teoría marxista (en las que seguramente también coincidiremos), sino en comprender que este gobierno con orientación neo-desarrollista busca que el país encuentre su desarrollo de la mano de los bancos internacionales, del endeudamiento público (no es el único ratio existente el de deuda pública/PBI), de las multinacionales mineras, petroleras y cerealeras sojeras. Supongamos sincera la táctica de "seducción pública" al FMI y que no hubiera un intento de regresar a sus dictámenes: ¿no resultó un poco caro desembolsar, hace ya 4 años, 10.000 millones de dólares cash para quitarnos su tutela, cuando continuamos estrujado hoy nuestros bolsillos para seguir convenciendo a la banca que nos preste más barato? ¿Cuánto ahorro nacional hemos desperdiciado ya para seguir con este entuerto? Este gobierno, por más buena voluntad de algunos compañeros en él, más allá de que moleste al tilinguerismo burgués y a algunos hombres de negocio, no terminará con el famoso péndulo de la alta burguesía, la oligarquía multiimplantada y el imperialismo. Ligado a ello, la innumerable cantidad de errores políticos: ¿quién fagocita entonces la reemergencia del monstruo reaccionario? ¿quién alentó entonces la reconstrucción del PJ y la UCR, responsables de la devastación de nuestro país? Ahora, otra pregunta es si nuestro pueblo da para otra cosa. creemos que sí. Otra, si podemos avanzar en la organización de una alternativa política. estamos en eso.
Pero el tema que inicia este debate, es el que vincula deuda externa y medios de comunicación. También estamos de acuerdo en que hoy la principal guerra es simbólica y tiene lugar a escala global y que consiste en la imposición de códigos de sentido. Por ello, "la táctica de la derecha" de fagocitar cualquier crítica al kirchnerismo, siempre puede salirle por la culata si hay quien toma esas críticas con decisión en las altas esferas del poder, habiendo generado un consenso (dirección intelectual y moral) en la población. Entonces, tengo derecho a no compartir que nuestra presidente Cristina Fernández desestime tan torpemente el recurso de la investigación del fraude de la deuda, que fue el principal elemento que utilizó recientemente el gobierno de Ecuador para conseguir una fenomenal quita y un triunfo cultural, lo que no se consiguió con ninguna reestructuración en Argentina hasta la fecha. De vuelta, ¿dónde está la derecha? Entonces, ¿cómo se puede avalar ese discurso, detrás del argumento de la "baja de las tasas de interés"? Cuando me referí a las 400 páginas de Galasso, lo hice porque en todo su libro insiste en que el tema de la dependencia nacional en el marco de un mundo global con eje en las finanzas, no se reduce a la baja de un punto o dos en la tasa de interés. ¿Acaso algún pequeño y mediano empresario -principal fuente laboral- va a conseguir salir del circuito informal de financiamiento porque el gobierno pague 6.500 millones de dólares con las reservas? En lugar de aprovechar el fenomenal avance que tiene el pedido de investigación de la deuda, el discurso oficialista, kirchnerista o de apoyo al kirchnerismo, nos retrasa varias décadas en la discusión. Por eso, lejos de ser una "baja puñalada" (y vuelvo a disculparme si resultó ofensivo), se trataba de una pregunta sincera: "¿Qué hacemos ahora con esas cuatrocientos páginas?, no porque hubiera que "meterlas en cierta parte", sino porque enseñan una contradicción profunda y -esto es lo importante- irresoluble.
Por otra parte, no quiero que suene a ofensa, pero no creo haber demostrado su coherencia como dice. En efecto, no era mi objetivo tampoco demostrar si era coherente o no. Y no creo que no lo sea, porque más allá de las contradicciones que todos tenemos, comprendo su posición. Lo que intenté demostrar es que usted tiene razón cuando sostiene que hay que investigar los ilícitos en el marco de la unión latinoamericana. Por eso cité su cita a Fidel Castro. Ahora, dígame si alguna vez el gobierno se lo ha propuesto o lo ha intentando. No creo ni que haya figurado en la "carpeta secreta" de Kirchner, y no lo digo bajo la lógica "cuanto peor mejor", sino decepcionado. ¿Se lo han sugerido ustedes? Hace algunos años, desde el grupo Olmos, además de continuar con las numerosas presentaciones judiciales que marcaron un camino de antecedentes para armar la investigación de la deuda, le presentamos a un canciller del kirchnerismo un plan en este sentido. Pero parece que nunca está la fuerza suficiente. Entonces, sostener que "hoy no contamos con fuerza (.) pero el objetivo final es el no pago", me recuerda a las apoteosis del etapismo socialista de cierto marxismo.
Con respecto a los medios de comunicación, seguramente también coincidimos en muchos puntos, pero no en alguna consideración. Se critica a Solanas por participar de programas televisivos conducidos por nefastos "periodistas" (digan Grondona, Legrand, etc.). Lo cierto, por un lado, es que también participó en estos programas el oficialismo, con diferentes representantes y fue uno de los cuidados que se han tomado. Pero por otro lado, no se puede olvidar que el público televidente no es sólo el mediopelismo porteño, sino las organizaciones populares de Mosconi (Salta) y Cutral-Có, los asambleístas de Andalgalá, de Tinogasta, de Belén, las comunidades de Quilmes y Tartagal, los trabajadores de Comodoro Rivadavia, los desocupados del conurbano bonaerense, etc. Porque se trata finalmente de que el pueblo le gane a la opinión pública. Todos ellos escuchan y se identifican con Solanas cuando despotrica contra las nefastas políticas clientelares de los gobernadores provinciales, contra el fracaso privatizador, por la recuperación de los recursos naturales y la reconstrucción de una petrolera estatal, etc., y con todas las apelaciones sinceras de un verdadero nacionalismo popular. Por eso, coincidimos con usted en que se trata de tener un pueblo movilizado y consciente del problema.
Insisto, no ha sido mi intención que se sintiera agraviado. El debate al interior del campo nacional y popular, en un momento de encrucijada como el actual a veces puede pasar de tono, pero procuré hacerlo con respeto. Por ello, le aclaro que cuando hablé de "resignación", jamás dije "traición" ni "oportunismo". Eso sí sería un ataque y entonces participaría yo de cualquier acto que se hiciera para desagraviarlo. Cuando dije "resignación", la acepción de la Real Academia Española que traje a cuento es la que define resignarse como "conformarse con las adversidades". No estará de acuerdo y dirán: "hay que aceptar las contradicciones", sí, pero no conformarse; y debate subsiguiente, desde donde dar esas batallas. Por ello, si coincidimos en lo central: que la deuda fue una estafa, seguramente coincidiremos en apoyar y sumar fuerzas para que se investigue este fraude. También pediremos nosotros que se constituya un fondo nacional de desarrollo con las reservas del Banco Central, porque en esto también coincidimos: las reservas deben usarse en beneficio del pueblo.
Aclaro que no fue un sarcasmo cuando me referí a sus investigaciones. Soy de los que me formé leyendo sus libros. A partir de usted accedí a Hernández Arregui (me obsesioné hasta conseguir todos sus libros), a Abelardo Ramos, a Scalabrini Ortiz, etc. Tengo una biblioteca especial con el pensamiento nacional y popular y sus libros están allí: "De la Banca Baring al FMI", "Seamos libres y lo demás no importa nada", "Del televisor a la cacerola", "Liberación Nacional, Socialismo y Clase Trabajadora" (de los mejores) y las biografías de Scalabrini, de Yupanqui, de Hernández Arregui, de Ugarte, entre otros, además de algún librito que me regaló Luis Donikián una vez que fuimos al Discépolo a escuchar una charla suya. Por otra parte, su vida personal me parece bien.
Finalmente, comprendo el apoyo que dan ustedes al gobierno, pero no lo comparto. Somos, como todo ser humano de la modernidad, dudosos. Pero estamos dispuestos a construir una alternativa. Compartimos la teoría: "creo conocer dónde está el enemigo principal, la correlación de fuerzas y el nivel de conciencia política de los trabajadores y de los sectores medios (algunos de éstos, me aterran)". Pero no coincidimos en que "este gobierno avanza todo lo que puede" y si creemos que si hubiera voluntad en todo el campo popular, lejos de prácticas destituyentes, podríamos esforzarnos en construir el 2011. Pero hay que saber que las estanterías son movibles. y moverlas es el desafío histórico.
Por cierto, todo esto fue sin intención de ocuparme de usted, con quien, además, me encantaría tomar un café y discutir. La intención es que lejos de escribir un libelo de marras, pecado de juventud, podamos -lo sigo a usted- profundizar la discusión sobre la naturaleza histórica del kirchnerismo y cuál es la mejor forma de ayudar a Argentina y al resto de América Latina en estas luchas que van hacia el 2011. Porque más allá de Proyecto Sur, la actual administración nacional nos mantiene en un capitalismo dependiente, periférico, subordinado, agrominero exportador, inequitativo y excluyente. Me parece importante dejar en claro que la emergencia del kirchnerismo tras la eclosión popular del 2001 quizás intentó expresar un corrimiento de fuerzas importante que pedía a gritos romper las amarras del neoliberalismo más rancio. Digo intentó, porque a pesar del cambio operado en las circunstancias históricas que propiciaron una nueva época, el kirchnerismo no prosperó más que tibiamente y en aspectos que no hicieron tambalear las formas del desarrollo dependiente y de la inserción subordinada al concierto mundial de naciones. y aquí estamos. Como escribió un importante analista, después de todo los Kirchner están demasiado aferrados al "país burgués", por razones psicológicas, ideológicas y por los intereses que representan.
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EL AVAL NO ES AFILIACION POLITICA, ES SOLO UN RESPALDO CIUDADANO. TE INVITAMOS A AFILIARTE TAMBIEN.
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