Por N. Giarracca (edicion 14-10-010 Critica de la Argentina)
Seguimos las protestas y resistencias sociales al modelo neoliberal –concentrador, ladrón de derechos sociales, saqueador y devastador– desde comienzos de los años noventa. Tanto el porqué de la protesta como el cómo y la respuesta de los demandados, incluido el Estado, han mostrado cambios en estas casi dos décadas. El “menemismo” ignoró las protestas; el modelo a seguir era el de Margaret Thatcher en Gran Bretaña con la huelga minera: ignorarlas, esperar el desgaste de quienes luchaban. Los datos que utilizamos para seguir las protestas en todo nuestro país indican que en este período, el 93% de las mismas no recibieron ninguna respuesta y del 7% restante algunas fueron reprimidas. En el período del gobierno de la Alianza (Fernando de la Rúa) y del corto mandato de Eduardo Duhalde la represión y asesinatos fueron los modos de enfrentar la protesta. Cincuenta muertos en dos años es una masacre que los organismos de derechos humanos no le otorgan la importancia que merece.
Con la presidencia de Néstor Kirchner la etapa de protestas que involucran territorios y bienes naturales se hicieron más visibles. El presidente prometió no reprimir la protesta sino tratarla legalmente. Y en los primeros años cumplió: miles de luchadores cargan con cientos de procesos judiciales que los tienen controlados en sus movimientos. ¿Qué pasa con el gobierno de Cristina Kirchner? ¿Cómo es posible que siga con la política de Estado de judicialización pero ahora acompañada de represiones y persecuciones cuyas imágenes nos hacen recordar los terribles tiempos dictatoriales y que habilitan vaticinar, por lo menos, una violencia que estremece nuestra memoria de represiones y sufrimientos? ¿Es tan fuerte su compromiso con estas corporaciones económicas? ¿Por qué no reaccionan los organismos de derechos humanos e intelectuales que la Presidenta frecuenta y escucha?
Sencillamente porque no son de izquierda, ni siquiera progresistas. Porque con los bienes públicos buscan el bienestar material privado: Su propio bienestar. Que se saquen el antifaz hasta el próximo carnaval.
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